¿Qué es?
La socialización consiste en enseñarle al perro todo aquello que va a encontrarse en su vida.
Que se acostumbre a todos los elementos con los que va a convivir. Las experiencias tienen que ser positivas y enriquecedoras para él.
Con una buena socialización, tendremos muchas más posibilidades de conseguir un perro estable y equilibrado emocionalmente. Con menos miedos y más seguridad en sí mismo.
Por otro lado, si no se hace una buena socialización o se aísla al perro estaremos ante un perro con futuros problemas de miedos, inseguridades y mala gestión emocional.
Si lo pensamos, es totalmente normal. Si un niño crece aislado sin relacionarse, cuando lo tenga que hacer le va a suponer tal nivel de estrés que será incapaz de gestionar.
¿Cuándo se socializa?
Toda la vida. Se socializa toda la vida.
Es cierto que hay una edad idónea, la etapa entre las 7 y las 12 semanas de vida.
En este momento el cachorro está totalmente receptivo y casi sin ningún aprendizaje previo. Su organismo está totalmente enfocado a ello. De ahí que se recalque tanto socializar de cachorros.
Porque lo tenemos súper súper fácil.

Esa es la situación idónea, pero la realidad muchas veces no es esa. Perros que nos vienen ya de adultos, perros que han crecido aislados, perros criados en protectoras, etc.
¿Significa que estos perros ya no pueden aprender y perder miedos?
Para nada.
Tendremos en cuenta que probablemente tengan una tendencia a ser inseguros y desconfiados con según qué elementos, pero aún así poco a poco les iremos presentando su nuevo mundo una vez adoptados.
Casi como si de un cachorro se tratara teniendo en cuenta las experiencias que haya podido vivir antes.
Por otro lado, por muy bien que lo hagamos desde pequeñitos, no tenemos que descuidarnos de seguir socializando una vez han crecido.
Si socializamos súper bien pero luego aislamos al perro y dejamos de llevarlo a los lugares, no nos habrá sido del todo útil.
La socialización dura TODA LA VIDA
¿Y con qué socializar?
Lo que más se nos viene a la cabeza son perros y personas.
Esto es fundamental, pero hay muchísimas más cosas que pasamos por alto
Analizemos un paseo por la calle: no solo vemos personas.
También oímos tráfico, tonos de voz muy diferentes, persianas que se cierran, coches, vemos personas muy diferentes, pisamos suelos diferentes, etc.
Y sin pensar en si vamos a una estación, a una tienda, al centro de una ciudad… Los estímulos que nuestro perro recibe son incontables.
- Personas → dentro de lo que engloba personas, tenemos que socializar con todas. De cualquier etnia, de diferente edad, de diferente energía, con ropas extravagantes, etc.
- Perros → lo mismo. Tienen que ser perros desconocidos, no los perros de mi hermana o de mi madre que los ve cada día. Perros nuevos. Y de todo tipo de raza, de energía, de edad, de temperamento, de tamaño, etc. Los perros negros, los de morro chato y los que tiene muchas arrugas suelen ser aquellos a los que suelen tener más miedo, ya que son más difíciles de interpretar. Así que es importante que también se socialicen.
- Sonidos → nuestra capacidad auditiva es menor que la de los perros. Ellos escuchan con mucha más intensidad y distancia. Persianas, gritos, portazos, niños, petardos, tormentas, pájaros… Es importante que vayan a sitios estimulados auditivamente ya que sino podrían sentirse muy abrumados si de golpe se ven en un sitio tan intenso de sonidos.
- Lugares → acostumbrarlos a estar en todo tipo de entornos. Campo, montaña, bosque, pueblos, ciudades, aglomeraciones de gente, casas ajenas, el coche, el tren, etc.
- Manipulaciones → es fundamental que se dejen tocar por todo el cuerpo. Así las visitas al veterinario, las pequeñas curas que haya que hacer, cortar uñas, duchar, poner abrigos, etc. no será un problema en el futuro.
Al final, se tiene que socializar con todo aquello que el perro se va a encontrar en su vida.
¿Cómo se socializa?
Es fundamental entender que socializar no es forzar.
No es obligar a estar ni interactuar si el perro no quiere. Solo con el hecho de estar presente delante de los elementos ya es socializar. Al final se trata de tolerar la presencia sin que haya una respuesta de miedo, que no suponga un problema para el perro.
Es importantísimo ir al ritmo del perro y saber entender cuando está cómodo y cuando no.
También es importante que sea el propio perro el que tome la iniciativa de explorar y curiosear.
Nosotros lo animaremos y lo felicitaremos pero no lo obligaremos a nada.

Si tiene miedo a algo, no le daremos una gran importancia. Podemos intentar acercarnos un poco con ayuda de premios y reforzar mucho cuando interactúe.
Si le cuesta mucho, nos quedaremos a una distancia que no le de miedo e iremos premiando por estar en presencia del elemento sin problema.
Tiene que ser algo natural, no hay que agobiar al perro pidiendo todo el rato que vaya de un lado para otro. Ir a dar un paseo por sitios diferentes tranquilamente. Podemos hacer hincapié en algún lugar/elemento/sonido concreto pero de manera puntual.